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Junto a mi

16 de agosto de 2025

Con mi madre

A mi madre que dio su vida para mantenerme siempre con la luz verde encendida.

Ya ni en la ducha, mi refugio,
puedo dejar de sufrir
al dibujar en la cortina
los bucles de tu cara.
Y el vaho perfila por los espejos
infinidad de corazones
que percatan, estimulan, consuelan
el recuerdo de tu ausencia
con un perfume arrebatador de orfandad.

La rueda del tiempo te elevó hacia otra dimensión
llevándote, acercándote, de nuevo junto a él.
Y, en el silencio de la noche, oigo el susurro de una voz
que fragua los pensamientos, los enlaza con hilos de ternura,
tejiendo un tapiz de aventuras compartidas.

La fragancia colmada de esencia
ha quedado grabada, perpetuada,
por cada estancia del hogar.
Allí duermen tus pasos, tus risas, tus silencios.
Cada rincón es un altar a tu memoria,
donde se ofrecen sacrificios de amor y deseo,
mientras la nostalgia es un vacío que late con tu nombre,
un eco que retumba por mi cubil,
para rememorar vivencias cobijadas en el interior.

Sacarte de mi corazón es como extraer mineral.
Un proceso difícil, doloroso y lleno de obstáculos,
donde la mina de mi alma se encuentra vacía y oscura,
sin la luz de tu querer, sin la calidez de tu presencia.
Cada día, cavaría más profundo,
buscando la veta de tu plenitud y tu apoyo,
aunque no encontraré nada que se compare
a la riqueza de sentimientos que me ofreciste:
Madre... 

Carlos Javier Pascual Rodríguez.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Carleto como siempre con el alma, grande

Anónimo dijo...

Es un poema precioso