3 de diciembre de 2025
Amaba los números,
esa danza exacta de silencios y verdades,
donde todo encajaba,
allí el error era solo un paso en falso
rumbo a la perfección.
rumbo a la perfección.
Vivía en medio de fórmulas,
entre raíces que no dolían
y signos que nunca mentían.
Le fascinaba cómo el infinito
podía caber en un símbolo tan pequeño.
Pero un día las cuentas no salieron:
la vida sumó ausencias,
restó certezas,
y multiplicó recuerdos
que ninguna ecuación pudo descifrar.
Entonces cambió el lápiz de grafito
por la tinta que mancha,
y en vez de resolver, empezó a sentir.
De las cifras nacieron versos,
de las rectas y ángulos, caminos torcidos,
y de cada desvío, una historia.
Así escribió Cicatriz,
un libro en el que las heridas aprendieron álgebra,
donde el dolor se ordenó en estrofas,
y la exactitud cedió ante la belleza del caos.
Ahora sabe que la poesía
también tiene su lógica secreta:
aunque no se demuestra, se vive.
Carlos Javier Pascual Rodríguez.

















0 comentarios :
Publicar un comentario